Siempre junto a ti un día tu me dijiste

viernes, 11 de noviembre de 2011

Y como dije, me enteré. Fue inevitable. Esperable al menos. El estaba conmigo y con unas tantas más. Me pedía que no fuesemos nada no porque no pudiese atarse a nadie, sino porque el prefería ser libre de elegir a diez de cada veinte mujeres y estar con ellas. Usarlas a su antojo, decirles a cada una las mismas frases compiladas, entregarles la misma cantidad de cariño y llegar como bien dirían zafando. Creyó que podría hacer lo mismo conmigo, que estaría totalmente dispuesta a jugar a ser algo sin títulos ni responsabilidades, sin sentimientos. No eramos ni un sentimiento. Todo sería algo mecánico: el sexo, los abrazos, las palabras, cada encuentro. Todo previamente calculado. No necesito eso, no necesito una máquina al lado mío. Puedes irte bien a la mierda, ya no te quiero. 

No hay comentarios: