Siempre junto a ti un día tu me dijiste

lunes, 14 de noviembre de 2011

Seré nada más y nada menos que una persona, una de muchas en tu vida. Insignificante, pequeñita, olvidable. Y volverás, o volveré, podríamos como no reconocernos entre la multitud. No puedes culparme si pienso en esto. Me cuesta comprender que todo este tiempo me esforcé increiblemente por olvidarte, tantos días, minutos y segundos de mi vida, duros y solitarios, para dejar de sentirte, presente en cada rincón de mi vida. Y tomó unos pocos segundos, quizás siete, para encontrarme, y dejarme verte, lejos y cerca, y sentir (muy en lo profundo de mi alma) que ya no podría dejarte ir. 
Recuerdo cómo quisite arreglar mi vida, unir los pedazos, reconstruir todo un rompecabezas, un libro que hablaba de historias de una chica sufrida y aún así, sostenerla, sostenerte de mi, con fuerza, con miedo a fracasar. Recuerdo tu desepción...Recuerdo cómo sonó tu voz, cómo me decías sumisamente y con otras palabras que cubrian tu dolor de finalmente dejarlo ir, sonaron como un 'perdóname, no puedo con esto'. No pude decirte nada, suplicarte, no pude, no articulé, y en los pequeños intervalos en que susurrabas, sentía que mi corazón se detenía, esperando el momento en que la comunicación se cortase. No pude explicarte, no me alcazaron las palabras, quizás dije cosas que no debí decir y silencié otras importantes a cambio. Me tomó tiempo, mucho, más del esperado pensar que no fallaste. Que quizás, esas piezas rotas nunca podrán unirse y no es tu culpa ni la mía, así es la vida. Quizás soy sólo un caso perdido, una persona por la que no vale la pena jugarse o gastarse. Pero tu más que nadie debes saber que probablemente esto es lo mejor para ti, quiero lo mejor para ti, probablemente no soy lo mejor para ti. Trate con todas mis fuerzas de arreglarlo, y termine con tantas heridas que apenas puedo curarlas, debo de haber sostenido tu mano demasiado fuerte que no tuviste lo necesario para luchar, quizás necesitabas más tiempo para sanar tus propias heridas. Quizás, nunca puedes realmente arreglar un corazón.

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