Siempre junto a ti un día tu me dijiste

viernes, 16 de septiembre de 2011

De algo estoy segura. No podrá quererlo como lo quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mí me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno. Él, incapaz de amarla, incapaz de verla verdaderamente, de entenderla, de respetarla. Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.

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