Siempre junto a ti un día tu me dijiste

martes, 16 de agosto de 2011

Y la abracé con lágrimas en los ojos, con el corazón al desnudo. La abracé con brazos de amistad, con un cariño inmenso, que sobrepasa todos aquellos malestares que alguna vez hubo. Dos segundos después, repentinamente, siento correr por mi cuerpo un helado escalofrío. Se empiezan a escuchar unas gotas reventando contra la cerámica. Un manchón rojizo en mi ropa. Allí la vi, me soltaba muy despacio... Me dejó caer. Lo último que vi, antes de que mis ojos se sellaran para siempre, fue el puñal que me había clavado en la espalda aquella muchacha que alguna vez se hizo llamar amiga. 

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