Siempre junto a ti un día tu me dijiste

martes, 2 de agosto de 2011

No sabés cómo me hubiera gustado estar ahora al lado tuyo. No sabés lo que te necesité y te necesito hoy acá. No sabés las lágrimas que dejé en mi almohada y los gritos que despidió mi corazón. No sabés que llegué a considerarme muerta aún respirando ese poco oxígeno que quedaba en mi habitación después que te fuiste. No sabés que me sentí en un desierto sin nadie alrededor, esperándote, siempre esperándote. No sabés que cuento los minutos y veo si aparece un mensaje tuyo. No sabés que desde el momento que te conocí y me llamaste princesa me hiciste la chica más feliz. No sabés que desde que te alejaste me transformé en la chica más triste. No sabés que mis momentos de agonía no hacen más que llamarte, pero vos no escuchás, nunca me escuchaste, que es distinto. No sabés lo que duele esto, lo que duele extrañarte. No sabés que lo que más deseo es un abrazo tuyo, no quiero soltarte más. No sabés lo idiota que me siento al recordar esos momentos en que fuí feliz con vos. Y, en verdad, ya no me asombran estas actitudes contradictorias por parte de mí, amándote y odiándote a la vez. Ya no es raro verme mal. Soy una masoquista y me encanta volver al pasado y releerlo una y otra vez. Recordarte. Llorar. Queda sólo un corazón que se partió y que quizás vuelva a reconstruirse. También queda una idiota que te dijo "te quiero", que te dejo ir y que te extraña

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