Siempre junto a ti un día tu me dijiste

sábado, 28 de mayo de 2011

él


Entonces, lo comprendió todo. Comenzó a correr por todas las calles de la ciudad en su busca. Tenía que encontrarlo, tenía que decirle que le quería, que los días que había pasado con él habían sido los mejores de su temprana vida, que su sonrisa era lo único que necesitaba para afrontar la rutina, que sus besos lograban calmar hasta a la mayor de las bestias, que todo lo que había echo por ella no había sido en vano y que todavía le debía demasiadas cosas, que no había nadie en el mundo que la hiciese reir de esa manera y que tampoco había nadie que pudiese cuidar mejor de ella como él lo hacía y que solo él podía secar sus lágrimas de aquella manera tan especial. Ella siguió corriendo, cruzó la esquina y una voz la hizo frenar. Era él. Apoyado contra la pared dedicandole una de sus mejores sonrisas. Ella se acercó y aun sin recuperar el aliento, le beso. Ya no importaba nada, él le daría todo el aliento que ella necesitara

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