Y sin querer realmente hacerlo espero que vengas, como siempre haces, que vuelvas y me sujetes fuerte para no dejarme escapar de tus brazos que simulan ser garras cuando se hacen presas del deseo. Y sin lastimarme, cuidandome, me haces caer una y otra vez en la misma trampa con las mismas palabras, la misma cursilería de siempre.
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