Ya no sé lo que siento por ti, ni por mí. Me sorprendí rebuscando en la basura a las tantas de la mañana y mis ojos formaban ríos de desesperanza al ver que ya no estabas. Quizá esperé demasiado de ti, o fue el exacto momento en que me tuviste tan tuya y tan nada a la vez. Nunca aprendí a hacerlo bien, a ser alguien de provecho y he aprendido tan bien a estar contigo que ahora no encuentro las llaves para dejarte ir.
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