Solo habían pasado cuatro días sin verle y
lo había extrañado más que nunca. Bajé las escaleras emocionada por la idea de volver a verle. Esperé en la puerta mirando a los lados ansiosa, cada vez que cualquier persona cruzaba la esquina mi corazón se aceleraba. Entonces, la siguiente persona en cruzar la esquina fue él.
Me acerqué y simplemente, lo besé. Lo besé una y otra vez sin dejarlo escapar,
ya no se alejaría más de mi.
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